“Entre jabones y esperanza: la historia detrás del supermercado más grande del Ecuador” 🕯️🧼
Quito, 1945. La Segunda Guerra Mundial aún retumbaba en los periódicos del mundo. En una ciudad andina que todavía tenía más caminos de tierra que de cemento, un joven emprendedor ecuatoriano llamado Guillermo Wright Vallarino abría las puertas de su primer local comercial.
No era un supermercado. Ni siquiera un almacén. Era apenas una bodega humilde que vendía jabones, velas y artículos de primera necesidad, y que llevaba un nombre tan sencillo como esperanzador: “La Favorita”.
Guillermo no era un heredero de fortuna. Era un hombre con visión, empuje y la obsesión de ofrecer un servicio que marcara la diferencia. Mientras otros comerciantes simplemente vendían, él escuchaba a sus clientes, preguntaba por sus necesidades y mejoraba cada detalle: la limpieza del local, el orden de los productos, la atención.
Pero los años 50 no fueron fáciles. La inflación, la inestabilidad política y el desconocimiento del concepto de “autoservicio” hacían que la idea de abrir un supermercado al estilo estadounidense sonara a locura. Sin embargo, para Guillermo esa “locura” era precisamente lo que Ecuador necesitaba.
Fue así que, en 1957, se aventuró a algo sin precedentes: importar el modelo de supermercado autoservicio al país, cambiando la forma en que los ecuatorianos compraban sus alimentos. El primer Supermaxi nació no con estanterías repletas, sino con estantes vacíos llenos de fe.
Muchos dijeron que fracasaría. Que los ecuatorianos jamás caminarían por pasillos empujando carritos. Que eso era “gringo” y que la gente prefería ser atendida detrás de un mostrador.
Pero Wright Vallarino apostó por algo más poderoso que las estadísticas: la transformación del hábito.
Innovó con un sistema logístico pionero, diseñó rutas de abastecimiento que garantizaran frescura, implementó códigos de barras antes que muchas tiendas en Latinoamérica, y cultivó un modelo de negocio que no solo vendía productos… sino confianza.
Década tras década, La Favorita se transformó en Corporación Favorita, expandiéndose a todo el país. Y aunque sus locales hoy son enormes supermercados con tecnología de punta, la esencia de esa pequeña bodega de jabones sigue viva en cada pasillo: atención al cliente, compromiso con la calidad y pasión por servir.
Wright Vallarino falleció en 1988, pero dejó un legado que hoy genera más de 10 mil empleos directos y abastece a millones de hogares. Y todo empezó con jabones, velas… y una visión inquebrantable.
Moraleja final
A veces, la empresa más grande nace del producto más pequeño. No se trata de cuánto tienes al comenzar, sino de cuánto crees en lo que puedes llegar a construir. El futuro no pertenece a los que esperan… sino a los que se atreven a encender una vela cuando todo parece oscuridad